Después de haber pasado por el laberinto, lavado las marcas de género en la ropa y haber marcado cada lágrima, pusimos un final de actividades más luminoso lleno de música y coreografía en nuestro patio. El alumnado cantó la canción "La puerta violeta" de Rozalén y formó con la coreografía un gran lazo morado.

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